Nos guste o no, ante la falta de civilidad
y fraternal armonía, la realidad social está llena de conflictos. En efecto, si
bien es cierto que muchos de los fenómenos de convivencia están colmados de apremios,
preocupaciones y problemas, en donde la lucha por alcanzar objetivos y metas,
en múltiples ocasiones provoca pasiones, codicias, rencores y hasta
rivalidades; también es verdad, que quienes extreman su carácter combativo,
pagan un precio social muy alto con el rechazo, la impopularidad y hasta el
aislamiento del que son objeto por su obcecación.
Con base en lo anterior, no debe
extrañarnos, que en política, ante la falta de civilidad, sana competencia y respeto
entre contendientes, la sociedad esté cansada de pugnas y descalificaciones
cargadas de hostilidad entre actores y partidos políticos, prueba de lo
anterior, es el rechazo generalizado a las campañas de ataque y no de
propuestas que nos dividen como sociedad y denigran a la política.
En este orden de ideas, mi reflexión se sintetiza
en sumarme a las voces que aspiran a una competencia electoral que privilegie
la civilidad y la buena política. Sí, civilidad y buena política, en donde
todos, sociedad, candidatos y partidos, con libertad y tolerancia, podamos
expresar, debatir y defender nuestras
ideas y propuestas, respetando siempre, a la audiencia y a quienes piensan
diferente a nosotros.
Que tengan buen día.
Miguel Chávez Michel
En la opinión de…
Miércoles 25 de abril
de 2012
Ángel Guardián
XERL (Grupo
Radiolevy)
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